jueves, 11 de septiembre de 2008

SISTEMAS DE TRADING - EL FINAL

Las reglas más importantes que se deben seguir en relación a un sistema de inversión para que éste funcione:

1. El sistema debe ser simple.

Como regla general se puede afirmar que si un sistema es demasiado complicado no funcionará.

Cuanto más complicado sea un sistema y mayor sea el número de sus parámetros, tanto mayores serán las posibilidades de que algo vaya mal. Por tanto, el primer axioma para desarrollar un sistema es mantener la simplicidad.

Ante todo, lo que se debe evitar a toda costa es la pretensión de optimizar un sistema de tal modo que obtenga los mejores resultados posibles para un determinado mercado y en un cierto período. Cuanto más empeño se ponga en optimizar un sistema, tanto peor funcionará. Cuantos más aditamentos se realicen, o cuanto más se retoquen los parámetros del sistema para adaptarlo a unas circunstancias particulares, tanto menores serán las probabilidades de que funcione en el futuro cuando las circunstancias sean distintas.

Por tanto, cuantos menos parámetros tenga un sistema, tanto más fiable será.

2. El sistema debe estar lo suficientemente probado.

La razón por la cual muchos sistemas no funcionan es porque no ha sido suficientemente investigada su rentabilidad cuando se simulan sus resultados durante un período de tiempo lo bastante largo. Un sistema que obtiene un gran beneficio cuando se simula en un período donde tienen lugar 10 ó 15 operaciones debe ser desechado en favor de otro que dé lugar a unos beneficios menores pero que haya sido probado para un período mayor y donde se hayan producido un mínimo de 30 operaciones.

Cuanto más amplia sea la base estadística de datos sobre los que se simulan los resultados de un sistema, tanto más fiable será éste.
En general, debe procurarse que la base sobre la que se simulen los resultados de un sistema sea lo bastante amplia como para producir un mínimo de 30 operaciones en el período considerado.

Es importante, además, que el sistema funcione bien no sólo para un solo mercado o activo, sino para el mayor número de mercados posible. Si el sistema no funciona razonablemente bien para la mayoría de los mercados, es muy probable que el inversor haya sobreoptimizado el sistema, adaptándolo a unas circunstancias muy particulares que no es probable que se repitan en el futuro. Por ello conviene que el sistema sea comprobado para un conjunto de datos precio-tiempo diferentes de aquellos que le sirvieron para optimizar los parámetros y definir los indicadores y reglas a utilizar.

3. El sistema debe estar adaptado a la propia personalidad del inversor.

No hay sistemas que sean universalmente buenos o malos. Cada inversor debe encontrar aquel sistema de inversión que funciona para él, seleccionando para ello el mercado apropiado y el tipo de sistema de inversión mecánico o discrecional, a corto o a largo plazo, agresivo o conservador, basado en el análisis técnico o en el análisis fundamenta, etc., que se adapta mejor a su propia personalidad.

Es frecuente encontrar inversores que siguen sistemas completamente inadecuados para sus propias personalidades y que son, por ello, fuente de conflictos internos.

Algunos inversores desarrollan valiosos sistemas mecánicos de inversión y después interfieren en la marcha del sistema desafiándolo continuamente y tratando de «mejorarlo» mediante decisiones basadas en los impulsos del momento. Otros inversores que tienen una tendencia natural a desarrollar estrategias a largo plazo acaban, sin embargo, operando en el muy corto plazo, debido a su impaciencia y al deseo de hacer algo. La utilización de un sistema de inversión con el que se siente cómodo es uno de los elementos claves que distinguen al inversor de éxito.


3. E! sistema debe estar en simonía con el mercado.

Hay una sola razón por la cual un sistema de inversión puede perder dinero: está en el lado equivocado del mercado. Simplemente no está acompasado con el mercado. Cuando éste está subiendo, el sistema está generando una señal de venta; y cuando el mercado está bajando, el sistema está generando una señal de compra. Se pueden argüir cientos de razones para justificar que un sistema no funcione pero, en definitiva, sólo existe una verdadera razón: el sistema está en el lado equivocado del mercado.

Si queremos que un sistema funcione, debemos diseñarlo de tal modo que esté en sintonía con la forma en que se comportan los mercados. Por eso, es más importante dedicar el tiempo a estudiar los mercados que a estudiar los sistemas. El éxito de un sistema deviene de su capacidad de alinearse con los mercados.

No se puede forzar a un sistema para que funcione. O funciona o no funciona, y si no funciona es porque no está en sintonía con el curso natural de los mercados. El inversor debe dedicar el tiempo necesario a la reflexión acerca de los mercados, la forma en que funcionan y qué es lo que puede dar resultado en relación con ellos. Si se tienen las ideas claras, el diseño y puesta en práctica de un sistema será el último y más sencillo de los pasos.


5. El inversor debe mantenerse fiel al sistema mientras lo utiliza.

A menudo los inversores se convierten en devotos de la tarea de desarrollar sistemas. Si descubren un buen sistema para invertir, buscan otro sistema que funcione aún mejor, y como resultado abandonan el sistema que funcionaba bien. El problema es que algunos inversores parecen más preocupados por el sistema que por los resultados del sistema. Buscan el sistema perfecto y la única realidad es que no hay sistemas perfectos.

El perfeccionismo en la búsqueda de sistemas lleva a algunos inversores a intentar mejorar sus propios sistemas incluso mientras los están aplicando, tratando así no tan sólo de batir a los mercados, sino también de batir a sus propios sistemas. Su lógica les lleva a pensar que pueden ganar más dinero si se anticipan un poco a la señal que dé el sistema, pero con ello destruyen al sistema, ya que no es posible aplicar parcialmente un sistema y esperar que se puedan seguir obteniendo los mismos resultados que si se hubiese aplicado el sistema en su totalidad.

Mantenerse fiel al sistema en los períodos perdedores es trascendental porque, como se ha comentado, éste es un juego de probabilidades. Ningún método puede garantizar el éxito en todas y cada una de las operaciones que se llevan a cabo. Por ello,
si un inversor tiene un método ganador, debe tener fe para seguir aplicándolo en los períodos perdedores. Si cada vez que experimenta una pérdida el inversor abandona el método que venía siguiendo, nunca podrá alcanzar unos resultados consistentes.
La cuestión no es ganar cada batalla, sino ganar la guerra.

6. Si las circunstancias cambian, el sistema también debe cambiar.

Este punto puede parecer contradictorio con el anterior, pero, en realidad, no lo es, ya que en el punto 5 se decía que el inversor debe mantenerse fiel al sistema mientras lo utiliza.

Los mercados experimentan continuamente un proceso dinámico de cambio, y puede llegar un momento en que se haga necesario cambiar o abandonar el sistema hasta entonces utilizado pero, obviamente, aunque los mercados cambian, no lo hacen cada día o en un plazo muy breve de tiempo. Como todo en la historia del hombre, hay elementos que no cambian, que siempre se repiten porque son inherentes a la propia condición humana, pero también hay otros que evolucionan y definen una historia cambiante.

El éxito sostenido en los mercados requiere ser capaz de cambiar los sistemas de inversión a medida que los mercados evolucionan, ya que la capacidad de adaptarse permite al inversor mantener unos resultados consistentes a pesar de las transformaciones que vayan aconteciendo en el mercado. Aquellos que permanecen inamovibles en sus ideas, tarde o temprano están condenados al fracaso, pues el sistema de inversión que se siga debe ser lo suficientemente flexible como para permitir realizar cambios cuando las circunstancias del mercado han variado.

No se puede mantener la misma estrategia lodo el tiempo: la vida cambia y los mercados también cambian, y el inversor de éxito es el que se adapta a dichos cambios.

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