viernes, 5 de diciembre de 2008

La disciplina como piedra angular de un sistema

En realidad, si no fuéramos seres humanos llenos de miedos, emociones y contradicciones, no necesitaríamos ningún sistema operativo pues bastaría con que aplicáramos todas las reglas que ya hemos estudiado y otras nuevas que podamos deducir y seguramente a medio plazo seríamos ganadores en el mercado.

Yo diría que seguro. Pero de esa forma no podríamos luchar contra el gran enemigo de un operador, el Satanás del mercado, la bestia, la bicha, el innombrable. ¿Quiere saber cómo se llama su enemigo, el que siempre se ocupará de que todo le salga mal?

Pues da la casualidad de que lo conoce usted muy bien, ya que su peor enemigo no es otro que... usted mismo. Así son las cosas. La única causa por la cual el 95% de las personas que accede al mercado son eliminadas a largo plazo es nuestra propia psicología.
Nuestra psicología humana está construida exactamente al revés de lo que exigen los mercados.

1.- Tendemos a creer que sabemos mucho y que estamos en posesión de la verdad. Huyan de muchos analistas que hablan como iluminados esgrimiendo extrañas teorías que tratan como dogma de fe, rozando el sectarismo. En realidad nadie sabe nada, yo me levanto cada día dispuesto a aprender y seguir aprendiendo e intentando no perder la humildad o estoy perdido.

2.- Somos muy valientes cuando estamos perdiendo. Tendemos a aguantar las posiciones un dilatado plazo de tiempo, como ocurrió en la pasada burbuja donde muchos inversores aguantaron acciones que llegaron a valer por encima de 100 hasta cotizaciones de un solo dígito. Nuestra mente está construida así, tendemos a aguantar mucho las pérdidas. Y eso no puede ser, el sentido común nos exige cortar las pérdidas por lo sano.

3.- En cambio, somos muy cobardes cuando ganamos un poco y tendemos a cerrar la posición, pues vemos vueltas del mercado por todos los sitios y el corazón nos late cada vez más deprisa a cada punto que sube la cotización. Justo de nuevo lo contrario de lo que exige la lógica de los sistemas, ya que una de sus reglas de oro es la de dejar correr las ganancias.

4.- El ser humano tiende a no atreverse a vender cuando se rompe un soporte porque siempre ve las cotizaciones muy bajas y le parece imposible que bajen más. Y al revés en las alzas, cuando se rompe una resistencia tendemos a creer que ya ha subido bastante, justo lo contrario de lo lógico. Y eso no es lo peor, no sólo estamos inclinados por naturaleza a temer las tendencias, sin darnos cuenta de que la tendencia es nuestra amiga, sino que tendemos a todo lo contrario, a ver suelos y techos por todas partes.

Cuando atrapamos una tendencia, en lugar de disfrutarla, la pregunta que inmediatamente se hacen todos es ¿hasta cuándo?, ¿dónde se va a parar? Y les aseguro que al final la mayoría de los operadores terminan saliéndose demasiado pronto y jugando al peligroso deporte de la búsqueda absurda de suelos y techos. Y basta que tengamos el más mínimo rebote -y no me negarán que no es cierto- para que el coro de ángeles diciendo que hemos tocado suelo o techo sea estruendoso. Sobre todo cuando es suelo lo que se ha tocado, pues es lo que interesa al establishment. Pero ¡qué manía de pasarnos la vida buscando suelos!

Cuando se ve una tendencia hay que olvidarse de los suelos (y de los techos, aunque cuando se sube todos tan contentos), se sigue y en paz y cuando se termina pues a ser más alcistas que nadie. Pero no se puede estar dudando en cada entrada o en cada señal de salida del método de un operador. Claro, cuando nos indique el análisis técnico señal de venta estaremos muy bajos en ese momento, normal, si estamos perdiendo un soporte estamos muy bajos. Y al revés por arriba. Y es que tenemos el "chip" cambiado, nadie dice: "¿Hasta dónde llegará esta tendencia?" No, se formula la pregunta de otra manera y se dice: "¿Dónde está el suelo?" Pues yo qué sé dónde está el suelo, eso no lo sabe nadie.

Conclusión: Si nuestra naturaleza nos inclina a hacer lo contrario de lo que debemos, necesitamos algo externo a nosotros que piense fría y matemáticamente. Precisamente, un sistema de toma de decisión.

Pero ahora viene la clave, ¡no pongamos nuestra mente humana ni nuestras emociones en el sistema! Esa es la clave. Aunque hay dos más, en total son tres y se las indico a continuación:

- DISCIPLINA. - DISCIPLINA. - Y DISCIPLINA.

Los sistemas deben seguirse con absoluta disciplina. Al final no son más que estadísticas y leyes de los grandes números, si nosotros le damos el "toquecito" lo vamos a estropear, debemos dejarlos funcionar por ellos mismos y nosotros seguir sus señales con absoluta disciplina.
Ellos sí están programados para cumplir las reglas básicas del mercado:

1.- NO SE ENVANECEN, SIEMPRE SON HUMILDES, FRÍOS Y DISTANTES.
2.- SABEN CORTAR LAS PERDIDAS A TIEMPO.
3.- SABEN DEJAR CORRER LOS BENEFICIOS.
4.- VENDERÁN EN LA PÉRDIDA DEL SOPORTE Y COMPRARÁN EN LA RUPTURA DE LA RESISTENCIA, SI ASÍ LO INDICA EL MÉTODO, Y NO DUDARÁN UN SEGUNDO EN HACERLO POR MUY ALTO O BAJO QUE ESTÉ.

Conclusión final: la inmensa mayoría de las personas que diseñan un sistema no lo siguen con disciplina y así nos va a todos. Es vital, es absolutamente vital, la disciplina.

No hay comentarios: